Se recupera en México la capacidad de Invertir
Era el único componente que no se había recuperado de los efectos del Covid 19
La inversión es una de las variables económicas más importantes. Más allá de ser una cifra tangible y observable, el indicador de inversión es un medidor de la confianza en un país. No es propiamente un indicador de confianza, para eso existe el correspondiente a la de los consumidores y a la de los empresarios. Pero a diferencia de estos últimos, la inversión no le pregunta a nadie su opinión, no cuestiona sobre expectativas o sobre sus consideraciones sobre determinada política económica. La inversión fija bruta mide mes a mes la formación de capital.
De los diferentes componentes que forman el PIB, la inversión, en el caso de México, era el que más había tardado en recuperarse de los choques de la pandemia. Los primeros en recuperarse fueron los relacionados con el sector externo, evidencia de la recuperación más veloz que tuvo nuestro vecino del norte, para seguir, con varios meses de diferencia con el consumo. A tres años de la caída económica más fuerte en la historia reciente del país, la inversión era el único componente que no se había recuperado.
Sin embargo, la inversión, en el caso de México, era el que más había tardado en recuperarse de los choques de la pandemia. La primera caída relevante en el indicador de inversión fija bruta que reporta el Inegi mes a mes se dio antes del arranque de esta administración, posteriormente a la cancelación del aeropuerto. Al empezar 2019 se dio un pequeño rebote que no alcanzó a contrarrestar las caídas de los meses previos, pero pronto se empezó a observar una caída lenta y sostenida en las cifras de inversión. De nuevo, no estamos hablando de opiniones o expectativas sino de formación de capital. Finalmente, en abril y en mayo de 2020 llegó el choque pandémico.
A PASO LENTO
A partir de ahí, empezando en junio de ese mismo año, la inversión empezó un lento y atropellado camino en su recuperación. Y después de tres años, el viernes tuvimos un dato que, con un comportamiento distinto, muy distinto, al de los meses previos alcanzó un nuevo máximo histórico en el registro del indicador.
La inversión fija bruta creció 4.5% en mayo respecto a abril, pero en su comparación anual, es decir, mayo de 2023 frente a mayo del año pasado el brinco en la inversión fue de 15.1%, un salto comparable únicamente a aquel que tuvo justo cuando rebotó frente a los meses de las caídas más críticas debidas a la pandemia.
El crecimiento de la inversión en mayo estuvo impulsado por la construcción, en particular, por la no residencial, que tuvo incrementos de 9.7% mensualmente y 24.1% en la comparación anual. No fue, desde luego, el único componente que creció, pero sí el que lo hizo más en su métrica mensual.
¿Qué explica este comportamiento, me atrevería a llamar atípico de la inversión? A veces solo el tiempo nos permite tener todos los datos en la mano para poder entender mejor lo sucedido, pero las cifras de finanzas públicas que tenemos mensualmente muestran un incremento en el ritmo de la ejecución del gasto en inversión pública y, al parecer, empieza a haber evidencia de que el fenómeno de relocalización de cadenas productivas ya se está dando.
Que la inversión crezca es una noticia positiva para la economía. Falta esperar que esta observación, la de mayo, se convierta en una tendencia, en primer lugar, para verificarla y en segundo, porque es algo de lo mucho que el país necesita.
El dato:
El brinco en la inversión fue de 15.1%, un salto comparable únicamente a aquel que tuvo justo cuando rebotó frente a los meses de las caídas más críticas debidas a la pandemia.