La purga interna
En tiempos extraños, cuando “las corcholatas” presidenciales llevan dos años en una intensa campaña de sucesión anticipada: el presidente del Comité Ejecutivo Nacional de Morena, Mario Delgado, recibió con “los brazos abiertos” a Manuel Velasco, ex gobernador de Chiapas, como serio contrincante a disputar la candidatura por “la grande”.
Detrás de una piedra, con el corazón roto por el desprecio, el petista Fernández Noroña advierte un trato preferencial que ni en sus mejores fantasías ha tenido durante todo este periodo; no cabe duda que el finado Luis Miguel Barbosa vaticinó el destino del “diputado changoleón” con precisión quirúrgica: “en Morena –le decía hace unos meses–, no te están tomando en serio, Gerardo”. El tiempo le dio la razón.
Y ya no hablemos de la relación tóxica que sostiene “el senador con doctorado”, Ricardo Monreal, que oficialmente está fuera de la contienda presidencial –arrastrando al fango a sus operadores políticos en los estados– pues, en reiteradas ocasiones, ha sostenido que “si el partido organiza la encuesta –cosa que ocurrirá irremediablemente–, no participaría en la contienda interna”. En Puebla, por ejemplo, ni un escándalo en Whats up ha podido revertir el efecto dominó que ha causado en la coalición de intereses de Monreal su multiplicación por cero.
Nada que no supiéramos. En mi columna “Juego Perverso”, publicada el pasado 25 de octubre, proyectábamos la coyuntura del momento:
«Si los apoyos son tan claros y contundentes como parecen, ¿a quién realmente le beneficia el juego perverso de poner a corcholatas presidenciales a competir por el segundo y el tercer lugar? ¿O acaso no se han dado cuenta las coaliciones de Ricardo Monreal y Marcelo Ebrard que la sucesión anticipada supone una estrategia de purga interna que Morena está desplegando en su camino a la sucesión presidencial?
Hablemos en concreto: ¿qué podría hacer en Puebla un monrealista como el senador Alejandro Armenta Mier si persiste cercano a su padrino político y, en consecuencia, se queda sin el apoyo frontal de la bases de su partido? O mejor aún, ¿qué posiciones podrían negociar los aliados de Ebrard en Puebla si “su gallo” desafía a Morena y termina en la boleta electoral, pero “del lado incorrecto de la Historia”? Habrá purga en Regeneración Nacional, de eso no hay duda».
Y precisamente, en el marco de esta purificación interna, se explica la elevación a los templetes de las corcholatas presidenciales de un aliado estratégico del presidente López Obrador: Manuel Velasco.
¿Quién hoy, en su sano juicio, podría negar que en el tablero de Morena el ex gobernador no está cumpliendo con la antiquísima misión del caballo de Troya predispuesto, en esta ocasión, a debilitar a la coalición que “el carnal Marcelo” ha contruido sigilosamente al interior del Partido Verde Ecologista de México?
¿Qué lectura arroja la coyuntura? Que Marcelo no será el abanderado de Morena a la Presidencia de la República. Desde luego habrá que esperar los resultados de la elección en el Estado de México, donde por cierto, algo saben en Palacio Nacional que andan muy nerviosos pues 5.1 puntos de distancia –según la última medición de Massive Caller– entre Delfina Gómez y Alejandra del Moral, hacen pensar a más de uno que el PRI llegará al centenario con el bastión intacto.