#Mujereshablandode Bertina, La mujer que vive entre milagros
Bertina Ponce Villalobos es directora de la asociación civil “Hay vida en mis sueños” y está convencida de vivir entre milagros. Su labor con niños que padecen enfermedades terminales inició hace más de 18 años, con la inquietud de atenderlos en lo emocional.
Desde ese momento ella entendió que tenía una misión en la vida: Hacer humanidad, buscar empatía, resiliencia y tratar con amor hasta el más profundo de los dolores.
«Nadie podemos evitar que la desgracia llegue a nuestra vida, lo que si podemos controlar es qué hacemos con esa desgracia, con el dolor y el aprendizaje que surge de ahí.»
Bertina se describe como una mujer revolucionaria, al jubilarse como maestra nunca quiso estar en casa y hacer labores domésticas a diario, “me encanta cocinar, hornear, hacer postres, pero cuando tengo ganas de hacerlo, no como obligación” nos dice riendo.
Su labor es acompañar no sólo a niños y adolescentes en etapa terminal, también a sus familias de la mano de la tanatología, “Cuando empecé, sólo podías hacer diplomados, no existía la licenciatura o doctorados… respeto mucho a quien los tiene, pero estoy convencida que esto sólo se puede hacer de corazón a corazón…”
Bertina cuenta que la Asociación Civil que dirige es un asunto familiar, hijos, nuera, yerno, forman parte de un equipo enorme, dedicado y que ella describe como mágico.
Está orgullosa de la solidaridad y apoyo de las zacatecanas y de los zacatecanos “son la gente más bondadosa, solidaria y amorosa… Les bendigo siempre que puedo…, todas y todos son la clave principal de este proyecto.
Hace casi dos años, la muerte tocó a su puerta, “…todos la traemos pegadita, yo platicaba con ella…” después de más de 40 años de casados su esposo falleció debido a un agresivo cáncer de páncreas. Había tanto por contener, el duelo de sus hijos, de sus nietos, la tranquilidad de haber hecho todo por él y la ausencia constante…
Como sociedad tenemos la imagen de la viuda eterna, que muere en vida y aunque recibió miradas de juicio y malos comentarios estaba decidida a no cumplir con ese papel.
La única forma que encontró para poder trabajar en su dolor fue convirtiéndolo en amor, a sus hijos, a sus nietos, a su propia vida “y es que el entender que no morimos con los que amamos no es sencillo, pero es completamente necesario”.
A la pandemia, Bertina la compara con una guerra, “…aún nos falta hacer el recuento de los daños, esto no ha terminado y hay tanto dolor, tantas pérdidas, tantas personas que ya no están…” ella sigue trabajando, después de una pausa obligada, con la que todos estamos familiarizados, poco a poco ha retomado consultas y actividades.
Lo que más le interesa transmitir a las mujeres es la importancia de apreciar lo bueno en cada una, ser las primeras en echarnos porras, una misma y entre nosotras. “Es momento de dejar en el pasado el dicho “el peor enemigo de una mujer es otra mujer”, es necesario ser solidarias entre nosotras hoy más que nunca”, asegura.